Eduardo Bazán, el detenido por las amenazas de bomba en San Juan

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Un vendedor ambulante conflictivo, así es como se pudo describir al hombre detenido por las amenazas de bomba en el Centro Cívico, Tribunales y en el centro de salud Monseñor Báez Laspiur, ocurridas en la mañana del viernes 22 de marzo de 2024. Eduardo Bazán cayó horas después con una gran cantidad de celulares y chips, tras que la Fiscalía Genérica realizara allanamientos en dos domicilios en Capital.

Los entrecruzamientos de información y geocalización de los dos llamados que recibió el Cisem 911, para tomar conocimiento sobre la posible existencia de una bomba en el Centro Cívico primero y después en el resto de los lugares, fueron clave para dar con la identidad de la persona que ahora tiene nombre y rostro. A esto se sumó que una vecina de Bazán lo denunció por amenazas que recibe de este todo el tiempo.

La fiscalía Genérica, con la fiscal coordinadora Daniela Pringles, detuvo a Bazán en la tarde de este viernes luego de realizar allanamientos en una casa de calle Tucumán, al 1.300 norte (domicilio particular del detenido) y en una vivienda situada en el barrio Dorrego (domicilio de un familiar). Además de la aprehensión del hombre, de profesión vendedor ambulante, las autoridades secuestraron una gran cantidad de celulares (casi 20) y chips.

El hombre quedó alojado en la Comisaría 2º de Concepción. Está sospechado de haber sido el autor penal responsable de los delitos de “Intimidación Pública» (art. 211 del C.P.) en perjuicio del Orden Público y «Coacción».

Hace dos años que Bazán volvió a la provincia de San Juan, después de vivir en Buenos Aires con su pareja, específicamente en Hurlingham. Por ese motivo, la fiscal Pringles solicitó información a la fiscalía de aquella localidad para conocer los antecedentes del sospechoso, ya que no cuenta con casos en San Juan.

Vecina denunció a Bazán por amenazas
Aparentemente, y según contó una vecina de Bazán que habló con los fiscales, el hombre sería un okupa que vive con su pareja en una casa, la cual es de propiedad de la denunciante y donde incluso mostró un boleto de compra-venta.

Por otro lado, aparte de los chats de WhatsApp en el que el hombre le dice que “la va a matar” y el número de teléfono (2644866253), de donde provienen las amenazas, coincidía con el mismo contacto con el que se realizaron los llamados anónimos alarmantes. Cabe destacar que el hombre no llamaba haciendo la amenaza, sino que alertaba como si fuera un testigo de la actitud sospechosa de un tercero que nunca fue encontrado en ninguno de los tres lugares antes mencionados.

(Fuente: Diario Huarpe)