Las confesiones de OMEGA

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Hugo tenía 14 años y no se le cruzaba por la cabeza agarrar un micrófono. Alejandro, con 11, empezaba a inclinarse por la percusión y era la voz de mando. Los más chicos, Emanuel y Mauricio, acompañaban. Tenían algunos instrumentos precarios y otros que simulaban con las maderas de las cuchetas y ollas de su mamá Antonia. Con lo que tenían, con lo que había, arrancaron hace 22 años en una humilde casita de la Villa del Carril, donde por el día vendían semitas y frutas y por las noches brindaban un espectáculo musical a toda la cuadra. Así fue el inicio de los hermanos Flores, los líderes de Omega que hoy se codean con la elite del cuarteto y, con San Juan como bandera, acaban de hacer historia en Villa María y Cosquín.

“Nosotros empezamos como un juego, de casualidad. Tocábamos con tarros y algunos instrumentos de verdad, pero muy precarios. Todo empezó en la Villa del Carril, los músicos eran de la misma cuadra”, cuenta Hugo, hoy la voz de la banda cuartetera que revoluciona el cuarteto.

Arrancaron bajo el nombre de “Los Fugitivos”, con músicos que se hicieron de oído. Ninguno tenía conocimientos sobre teclados, baterías y guitarras, pero tenían una capacidad auditiva envidiable. En ese tiempo no había Youtube ni redes sociales, así que fueron aprendiendo al compás de la música. “Ninguno sabía tocar, se aprendió todo de oído”, agrega el cantante.

El primer instrumento de verdad que llegó a la banda fue un teclado marca Casio, el que recuerdan con gran nostalgia. Después, con el correr del tiempo, mejor dicho, de los años, empezaron a escalar, a pisar escenarios y a equiparse. “Mi casa era una unión vecinal, todos los vecinos nos ayudaban para poder comprar instrumentos. De hecho, nosotros, trabajábamos también para poder aportar y crecer. Recién hace cinco años podemos vivir la de la música”, revelan los hermanos.

Para los Flores pasaron muchos años para poder “romper barreras”, también sacrificios y tempestades. Cuando viajaron a Córdoba para intentar instalarse en la cuna del cuartero, hace unos años atrás, terminaron solos en un departamento que habían alquilado para 15 personas. “Nos robaban todos los días y nosotros veníamos a la gente pasear con tu ropa u ofrecer tus instrumentos. Nos quedamos solos, la banda se desarmó por completo. Y así, hemos pasado miles de situaciones: hasta vender autos para para sacar discos o gastar nuestros ahorros para hacer shows”, recuerda Alejandro Flores, baterista y «cerebro» de Omega.

Todo cambió cuando apareció “La Mariposa”, el hit que dio un giro a sus vidas. Aquel tema que grabaron y lanzaron en el 2016, con la participación de María del Mar, expareja de Matías Alé, causó gran repercusión en las plataformas digitales y, sobre todo, en Youtube, donde hoy suma 1.000.000 de reproducciones. “Ese tema nos abrió las puertas a todo. Hemos pasado muchas cosas malas, pero también buenas gracias a la música. No sé si a alguien le importa nuestro sacrificio, pero son nuestros, podríamos escribir un libro”, añade Alejandro, quien recuerda a su papá Daniel, un pilar importante en la vida de los hermanos Flores y este amor por la música que llevan desde pequeños.

Hoy Omega está instalado en el cuarteto, sobre todo en la provincia donde más se siente: Córdoba. Después de remarla por años, en este verano alcanzaron el récord de shows y llegaron a los festivales internacionales más importantes del país, como Cosquín y Villa María. “Es muy emocionante para nosotros. Antes ya hemos tenido un reconocimiento muy fuerte del ambiente del cuarteto y eso nos pone feliz. Que Omega pertenezca a la familia del cuarteto es histórico. Se me viene a la mente nuestros comienzos, como empezó todo y lo que tuvimos que pasar para que hoy tengamos este presente”, cierra Hugo.

(Fuente: Tiempo de San Juan)