El abuelo “Cacho”, el pervertido que primero violó a la hija y después abusó de una nieta

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El anciano que este jueves fue condenado a 8 años de prisión por abuso sexual simple, guarda un terrible pasado. Este hombre de 75 años ya había sido condenado, nada más y nada menos que por violar en reiteradas ocasiones a su hija adolescente. Ahora fue castigado de nuevo por otro delito sexual aberrante, el de abusar de su pequeña nieta.

El hombre, cuyas iniciales son O.B., es un jubilado de la municipalidad de la Capital de San Juan que ya cumplía prisión domiciliaria en su casa por aquella primera condena. Un pervertido sexual que mostró su verdadero rostro en el 2000 cuando volvió con una exnovia suya y se reencontró con su hija de 11 años, fruto de esa relación extramatrimonial. El hombre es casado y ya tenía hijos adultos.

El primer hecho

Lo que empezó como un feliz reencuentro, pronto se convirtió en una aterradora relación atravesada por el incesto. Y es que el hombre frecuentaba la casa de esa amante y de su hija, a la vez que comenzó a ocupar el rol de padre después de muchos años de ausencia. Nunca dejó a su esposa y sus otros hijos. Fue así que ayudaba económicamente a la niña y la acompañaba. La pequeña lo reconocía como padre, incluso le pedía conocer a sus hermanos, pero él respondía que no era el momento.

En ocasiones llevaba a la niña a pasear o a casa de sus amiguitas. Pero lo que parecía normal para la mamá, ocultaba algo terrorifico. El hombre, en realidad, se aprovechaba de la pequeña para tocarla e insinuarle cosas. Desde los 11 hasta los 14 años, la chica sufrió todo tipo de tocamientos por parte de este sujeto. También vio sus perversiones, como sus masturbaciones en su presencia. Le decía que lo hacía “por amor” y que se “sentía feliz con ella”. Cuando ella cumplió los 15 años, directamente fueron violaciones, todas las semanas.

El hombre sabía que era su hija, pero le decía que era “normal” y exigía que no se lo contara a nadie. La chica no soportó más esos abusos y a los 17 años se animó a contar todo. Primero se lo reveló al joven con el que empezó a salir y luego a su madre. La denuncia fue radicada el 28 de mayo de 2015. En su relato, la jovencita señaló que su padre abusaba de ella en su propia casa o la llevaba a lugares deshabitados en las zonas de Pocito, Rawson, Santa Lucía y hasta Caucete y 9 de Julio para someterla sexualmente dentro de su vehículo. Afirmó que otras veces la obligaba a entrar a hoteles alojamientos.

El hombre estuvo detenido, pero después le dieron la prisión domiciliaria a raíz de que padecía cáncer de próstata. En la investigación establecieron que el jubilado cometía incesto y diversas perversiones contra su hija. Él siempre se negó a declarar. Fue llevado a juicio en marzo de 2019 y aceptó abreviar el juicio. En ese acuerdo, reconoció su responsabilidad y los jueces de la Sala II de la Cámara en lo Penal y Correccional lo condenaron a 10 años de cárcel por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización y por su duración, agravado por ser el encargado de la guarda, reiterados, en concurso real con Abuso sexual con acceso carnal agravado por ser encargado de la guarda, reiterados; todo ello en concurso ideal con Corrupción de menores agravada por ser encargado de la guarda, según la causa judicial.

La segunda causa

Desde entonces quedó preso, pero en su domicilio en el barrio Municipal, Capital. Esto por su estado de salud a raíz del cáncer y otras afecciones. Igual, su perversión no tuvo descanso. O al menos eso se descubrió el 7 de julio último. Su nuera lo denunció ese día cuando se enteró que el hombre de 75 años abusaba sexualmente de su nieta –hija de la mujer- de 8 años, cada vez que la niña y sus padres iban a visitarlo a su casa.

Nunca se estableció desde cuándo ocurría esto, pero la pequeña relató que sucedía de tiempo atrás, en forma reiterada y que siempre fueron manoseos. El caso llegó a manos de la fiscal Valentina Bucciarelli en la Unidad Fiscal de Investigaciones del Centro ANIVI. El testimonio de la niña y los informes psicológicos fueron contundentes, de modo que le dictaron la prisión preventiva.

Este jueves, el jubilado firmó el acuerdo para un juicio abreviado aceptando su responsabilidad en los abusos. El juez de garantías Gabriel Meglioli refrendó el acuerdo y lo condenó a 8 años de prisión, pero también unificó la pena con la anterior. Así fue que le quedó una pena única de 18 años de prisión de cumplimiento efectivo, pero en su domicilio. El hombre tiene cáncer y por lo visto pasará el resto de sus días encerrado pagando sus deudas por los aberrantes delitos que cometió contra su hija -hoy mayor de edad- y su propia nieta.

(Fuente: Tiempo de San Juan)