
Nadie puede disimular el golpe que implicó el nuevo dato de inflación, aunque fue tan anunciado que en el día que se conoció, las consecuencias inmediatas parecen haber sido menores a la de otros meses. El 12,4% que el INDEC dio a conocer genera una enorme preocupación para adelante, pero el abroquelamiento político que logró Sergio Massa en los últimos días se transformó en un buen colchón para amortiguarlo.
Desde hace varias semanas que en el peronismo convivían con la certeza de que los dos dígitos de inflación mensual proyectados por las encuestadoras privadas, se iban a convertir en un hecho concreto. La devaluación del 22% sobre el dólar oficial que el Gobierno realizó el día después de perder las PASO anunció con anticipación que el índice de agosto sería muy malo. Y así fue. El peor en los últimos 30 años.
Pero ese tiempo le dio margen a Massa y el equipo económico que lidera el director general de Aduanas, Guillermo Michel, para poder desarrollar y anunciar el paquete de medidas para contrarrestar el daño de la alta inflación. A la batería de medidas de hace dos semanas, se le sumó el anuncio del lunes sobre la desaparición del impuesto a las ganancias para la mayoría de los trabajadores que lo pagaban. Cerca de 700.000 personas que ya no dejarán parte de su sueldo en poder del Estado.
La hilera de medidas más el alineamiento de la dirigencia política lo dejaron mejor parado al ministro de Economía para recibir la cacheta de la suba de precios. Lo que preocupa en Unión por la Patria (UP) es si realmente todas las medidas alcanzarán para que la mayor parte de la sociedad considere la posibilidad de acompañar al oficialismo en los próximos comicios.
En las arterias peronistas hay quienes creen que las medidas que se tomaron ya quedaron distorsionadas por el nuevo nuevo número de inflación. “Este 12,4% golpea de lleno en el efecto económico y político de las medidas. A esta altura, la gente ya tiene la decisión tomada”, asumió, con cierta resignación, un funcionario nacional que ha estado presente en las últimas campañas electorales del peronismo.

“No hay peronista que no sepa que la inflación pega todos los días en el territorio. En cualquier vecino que va a un mercado de cercanía y arrastra el peso de la inflación desde hace meses. Pero el número no nos va a dañar más de lo que ya nos dañó”, fue la reflexión de otro funcionario nacional con presencia activa en la campaña electoral.
Entre los dirigentes oficialistas está instalada la sensación de que todo el daño del aumento de precios ya fue ocasionado con anterioridad y que el último número es solo la foto de un final anunciado. ¿Es duro? Sí, nadie lo niega. Pero el costo político ya fue asumido durante las últimas semanas. Al menos, así lo creen.
Esa mirada se replica en todas las terminales de UP, donde están convencidos que los dos dígitos son una piña al mentón que duele pero que no les hace besar la lona. Días atrás un persona de extrema confianza de Massa advirtió que el dato que se conoció hoy sería “una mancha más al tigre”, debido que el aumento de precios ya generó un daño en los últimos meses, por lo que lo único que sorprende es el número, más que el impacto real en el bolsillo.
Las sensaciones internas marcan el pulso de la campaña. La dirigencia política – la de todos los espacios – piensa cada acción o medida en un contexto electoral. Y en el peronismo sienten que pese al daño que la gente sufrió sobre su poder adquisitivo, las posibilidades de ser competitivos siguen vigentes. Por eso la principal preocupación reside en el descontento que puede generar, en forma subterránea, la suba de precios.
“Fuimos competitivos antes de las PASO y lo estamos siendo con más del 100% de inflación interanual. La inflación de hoy se sabía desde hace mucho tiempo y la del mes que viene seguramente estará por debajo de los dos dígitos”, aseguró un funcionario que reporta a Massa. En el ministerio de Economía y en el búnker de UP están convencidos que podrán amortiguar el impacto del dato inflacionario y que la campaña seguirá su curso con normalidad.

(Juan Ignacio Roncoroni/)
Un dirigente político de larga trayectoria, que estuvo con Massa en Tucumán durante el acto con los gobernadores, también consideró que el nuevo dato del INDEC no modificará demasiado el escenario que el peronismo tiene hacia adelante. “Ganar no es imposible, cada vez lo vemos más factible”, deslizó. En el oficialismo se sienten fuertes frente a las malas noticias y dado el contexto electoral que se generó, creen que están dadas las condiciones para llegar al balotaje.
En el búnker oficialista ya tenían en claro desde hace días cómo sería la jugada política de hoy. Primero el dato de inflación del INDEC, después el estallido de la noticia en los medios y por último la salida coordinada de la oposición para emparentar la candidatura de Sergio Massa con la inflación. Esos pasos, creen, son inevitables pero no cambian demasiado la ecuación de un día donde no hay buenas noticias.
Además creen que, a diferencia de la etapa previa a las PASO, ahora hay un relato armado que tiene lógica y que es ejecutado por el ministro de Economía a la perfección. Es decir, un mensaje sobre el momento que le toca vivir al Gobierno, en el contexto económico nacional e internacional, adecuado a la etapa electoral. Un mensaje más prolijo y contundente para abrazar a un electorado enojado.
La hilera de argumentos que destacan son la batería de medidas que comunicó Massa en los últimos días, la explicación de cómo la negociación con el FMI condicionó el accionar sobre la economía domestica y la necesidad imperiosa que existía de concretar una devaluación (menor a la pedida por el Fondo), y la defensa de las políticas públicas implementadas frente a la amenaza de los otros candidatos de achicar el Estado.
“No es una novedad. No mejora ni empeora. Ya es parte de la inercia. Ya cargamos con eso. Lo sabemos”, consideró un intendente de la provincia de Buenos Aires sobre el 12,4% de inflación. En el peronismo tomaron este nuevo dato como parte de un capítulo malo de una serie larga. Es un momento, una foto, que no será igual el mes que viene ni lo que les siguen. Confían en que será así.