El retiro de Ulises Bueno y el enorme agite del cuarteto: ¿no hay otra manera de bajar un cambio?

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l anuncio sorprendió hace unos días: Ulises Bueno se aleja de los escenarios por tiempo indefinido. Ni bajar un cambio, ni vacaciones prolongadas, ni año sabático. Uno de los mayores exponentes populares del cuarteto y de la música argentina se retira hasta nuevo aviso. ¿Qué pasó para llegar a una decisión tan terminante?

El detonante más reciente fue una bronconeumopatía que lo afectó en las últimas semanas y lo obligó a utilizar asistencia de oxígeno y suspender varios shows. Más allá de que ese problema de salud lo perjudicó fuertemente, la cuestión parece tener otras aristas.

“Tengo que bajarme del escenario porque no estoy pudiendo disfrutar de lo que amo”, dijo Ulises al ser consultado por la extrema determinación.

Luego fue más allá: “No hay un respeto para el artista. Somos una herramienta para convocar multitudes y venderle verdura podrida a la gente, para que después te descarten como si fueses el mono cuando está jugando al truco”. Claramente, situaciones como la polémica por el show fallido para festejar su cumpleaños junto a la Municipalidad de Córdoba hicieron mella en la cabeza del cantante.

OTRO TIPO DE VIDA
Su manager y amigo, Ariel Capozucca, dio más detalles sobre las razones que lo llevaron a este dilema. “Necesita tener otro tipo de vida. Descansar el fin de semana, quedarse tranquilo. Porque su ritmo de vida era estar 10 horas arriba de un bondi, después en un hotel hasta el show, tocar, volver cansado, y con el estrés que estaba viviendo ya no tenía ganas de seguir así. Ha pasado por situaciones de depresión y ahora está buscando un cambio”.

También habló su madre, Betty Olave. “Es una decisión para poder ser feliz en su vida, después de haber trabajado tanto. Son 23 años en los escenarios y hoy necesita ser una persona como todas. El sueño de él es formar una familia, tener una mujer al lado, estar con su hija, y lo que más necesita es el amor”, aseguró.

La gran pregunta es: ¿es imposible para Ulises lograr todo eso mientras continúa brindando shows, aunque sea más espaciados y, por ejemplo, sin viajar tanto?

Parece que para el ritmo y la demanda que exige la industria del cuarteto, no hay chances de lograr ese equilibrio necesario. De hecho, Bueno lo intentó, seguramente influenciado por el “fantasma” de los frenéticos últimos meses de su hermano Rodrigo, aunque finalmente no lo pudo sostener.

El único que logró bajarse de ese vértigo que implica tocar al menos tres veces por semana casi sin vacaciones fue “la Mona”. El detonante también fue una enfermedad respiratoria, lo que provocó la intervención de sus hijos en su desarrollo artístico. La pandemia también ayudó. Aunque la diferencia es que Jiménez tiene 72 años y Ulises sólo 37.

Es cierto que en otros géneros musicales, con excepción de la cumbia con la industria de la bailanta, el trajín no es tan intenso como en el cuarteto. Por eso tal vez sí hay casos de artistas que pueden “bajar un cambio” y tomarse un tiempo sin escenarios para reencontrarse con la composición o encarar otros proyectos. Hay casos de sobra que lo acreditan.

También es verdad que en muchos casos es muy dificultoso menguar la actividad cuando el artista cuenta con una estructura que es una pyme en sí misma. Eso quedó muy claro en la pandemia, cuando se vivieron situaciones inéditas con nombres pesados de la música teniendo que afrontar situaciones de cierres, despidos y juicios de empleados.

EL CUARTETO Y LA SALUD MENTAL
Lo cierto es que el caso de Ulises vuelve a dejar expuestos dos síntomas de la música actual: por un lado, el mencionado trajín del cuarteto y las malas condiciones en las que se ejerce el trabajo, que agrandan todo ese estrés que mencionaba el manager de Ulises. En su caso, el recordado episodio cuando lo arrebataron desde el escenario y luego cuando le robaron en una bailanta del conurbano bonaerense son fieles ejemplos. Así como las precarias condiciones laborales en la industria en general, para todo tipo de trabajadores.

El otro emergente, y que obviamente está unido con lo anterior, es la salud mental de los artistas llevados al extremo. Más allá de cuestiones individuales insoslayables, hay un patrón que también incluye las adicciones y que tiene que ver con situaciones que muchas veces se vuelven inmanejables. Sin ir más lejos, el conocido caso de Chano.

Ojalá que Ulises encuentre esa ansiada “paz y tranquilidad” para su vida, pero que también su caso sirva para replantear algunas de estas cuestiones. Por el bien de la música característica de Córdoba, que en junio cumplirá 80 años, y para que la salud mental de los artistas populares (y de las personas en general) tenga la atención que se merece.