«La Pepa” Brizuela: el 2023 de La Barra, su salud, hasta cuándo va a cantar y qué lo motiva

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Suena el celular. “Sí, sí, dale, listo, ya buscamos eso”. Termina la llamada. “Che, dice ‘la Pepa’ que quiere una picadita. Así nomás, con quesitos y jamoncito, tranqui. Está viniendo desde el corso de Unquillo, tenemos algo de tiempo pero no tanto, eh”. El que recibió el pedido es “Rulo”. El que sale corriendo a cumplir el deseo es Daniel Rivadero, del staff, que iba viendo ese diálogo sin imaginar de qué se trataba. Y lo de salir corriendo es literal. Lleva unos billetes anaranjados en la mano y hacia allá va. A la calle.

Mientras Daniel se pierde en la noche del inmenso predio de la prestigiosa Universidad Nacional de Córdoba, en el Comedor Universitario se da el desfile de miles de personas. Miles. No cientos. Miles. ¿Tres mil? Los que sea que entren a ese reducto mítico/místico de la noche cuartetera cordobesa. Esos miles van escuchando la música que toca la DJ Sofía Lee. “Acá estamos, esperando a la ‘Pepa’ y tratando que la gente se vaya ambientando”, cuenta a La Voz sobre el escenario.

Abajo, en ese piso de cerámicos antiguos, el 2×1 en bebidas y el calorón húmedo del verano van provocando que el hielo se acabe a la velocidad de la luz. Es la espera por Javier Carlos Brizuela, el cantante célebre de La Barra, un célebre grupo que marcó y marca la historia de la pasión musical de estas tierras mediterráneas. Y la espera no desespera.

Lo que desespera es que no llega la picadita. Hasta el control Axel Gómez, que está en la puerta por donde entrará “la Pepa” anhela que arribe enterito el enviado. Son casi las 2 y desde “lo oscuro” brilla una bolsita de plástico de blanco. El enviado trae buenas noticias y las cuenta al tiempo que se despeja el sudor de la frente. “Me costó encontrar un quiosco que tenga fiambres a esta hora pero cuando le dije al quiosquero para quién era… me armó todo y hasta me mandó un sanguche exclusivo para él, ja, ja”.

Minutos después de la llegada de la picadita y “justo a tiempo”, también llega Javier Carlos Brizuela. Gorrita, musculosa, zapas deportivas, botellita de agua, sonrisa, dispuesto, pleno. Del carnaval en Unquillo al Comedor con la fiereza de un pibe veinteañero. Con ganas. Con actitud.

Y sigue con hitazos. El inicio es al palo, sin guardarse nada. Sus mejores temas. Los de siempre, los de “para siempre”. En su baile, se baila. Se arma una rondita. Hay ida y vuelta entre gente y cantante. Hay feeling. Hay aura. Javier Carlos Brizuela no pierde ese toque cautivante en cada segundo de su actuación.

Hasta que el presentador le da un respiro para que hidrate la garganta. Y le ponen un banquito. Se sienta. Y que se siente Javier Carlos Brizuela significa que es tiempo de cumbias. Y esas cumbias… ¡ay!… Un millón de rosas y otras melodías mágicas. Las emociones se disparan en los cuerpos. Las almas son poseídas por los recuerdos de esas canciones que significan una parte de vida en las vidas de cuarteteras y cuarteteros.

Son las 3.20. “Ya seguimos”, avisa “la Pepa”. Es un parate. Es el tiempo de hablar con La Voz. De todo. Y hasta emocionado. El pasado, el presente, su futuro. Su salud. Todo.

–¿En qué momento de tu carrera estás?

–Estoy en uno de los mejores momentos. Por mi edad, por mi trayectoria. Tengo 52 años. Empecé a los 19. Bah, a los 14. En realidad a esa edad arranqué cantando, “sinverguenzeando”, digo jajaja. En Trulalá. Disfruto ahora más que cuando era más chico. A lo mejor antes vivía en una nube de pedos. Estando en el éxito. Tenías amigos. Muchos conocidos. Con gente que después no vi nunca más. Pero no importa. Lo viví. Hoy en día estoy centrado. Disfruto con la gente que quiero. Con el público. Disfruto cantar. Es lo que hago. Estar con La Barra en sus casi 30 años de trayectoria es un orgullo. Trabajar en esta jungla de chicos jóvenes, de bandas jóvenes de cuarteto, es un privilegio que le agradezco a nuestro público.

–¿Cómo trabajás lo mental para seguir vigente?

–Lo mental es lo difícil. Vivís pensando qué hacer. Por suerte, tenemos clásicos, trayectoria. Es difícil lograrlo. Yo no sé si muchas bandas pueden tener lo que tiene La Barra. No te voy a nombrar quién los tiene, pero vos sabés. Nosotros estamos muy bien, tratamos de hacer cosas nuevas. Muchas pegaron. Y estamos. Y agradecemos a la gente que hayan aceptado lo nuevo. Y lo otro… ¿qué era? Ja.

–¿Lo físico? Tu cuerpo, tu cuidado personal.

–Ah, sí. La cuestión es divertirse jugando al fútbol con los amigos. Es simple. Salgo a correr. Ando en bici. Disfruto de lo diario. De los asados y de la juntada con la gente que querés.

–¿Cómo estás de salud?

–Yo estoy bien… pero no sirvo para nada jajaja. Nahhhh es una broma. Hace un año me agarró un estado de estrés mal. Pero yo te puedo garantizar que fue un problema de familia… es largo contártelo, pero salió todo bien. Fue un problema de salud. Unos análisis que le salieron mal a uno de mis hijos. Y, bueno, lo lloré… (se emociona, detiene su respuesta…)

–Te afectó…

–Me afectó, me hizo muy mal. Y cuando me dijeron qué era lo que tenía, que el problema no era nada… me cayó la ficha y todo ese estrés me tiró abajo. Ahora fue otra cosa. Tuve un ataque de pecho. Se asustaron y me dejaron internado en observación. Para control. Nada más. Pero a veces se agrandan las cosas. Y eso es lo que me apena. Porque amarga mucho a mis familiares, a la gente que me quiere. No tengo nada en el corazón, no me pusieron nada.

–¿Cómo proyectás el 2023 de La Barra?

–Lo veo bien. Con ganas. Tenemos chicos jóvenes arriba en el escenario. Haciendo cosas nuevas. La vamos a pelear hasta al final. Siempre. La vamos a pelear. Nos pone bien que la gente nos acompaña. Eso te da ganas de seguir cantando. De seguir.

–¿Tenés en tu cabeza un tiempo límite para tu carrera?

–Ahora cumplo 53 años… yo siempre dije que hasta que el público me baje el pulgar voy a seguir cantando. Seguiremos hasta que pase eso. Pero… no más de mis 60. No me hagas cantar más jajaja. No creo llegar a hacerlo. Dejame disfrutar de este momento, de cantar. Ya veremos.

–¿Lo más lindo de tu profesión?

–Ehhhh. Tener a mis compañeros. A Carlos de Piano, Adrián Moyano, compañeros de muchos años de Trulalá. Lo más lindo… la gente que nos viene a ver… cantar para ellos. Y la otra cosa linda, ja, es… tener colegas de la música siendo amigos. Y… tenerlo de amigo a “La Mona Jiménez”…

Dice lo de “la Mona” y dispara un sonrizón de satisfacción y una mirada de emoción. Del staff le avisan que es tiempo de seguir cantando. Fuera de micrófono se prende en una mano a mano futbolero con Hernán Laurino, periodista de La Voz. Relata que tiene “algo” en su rodilla derecha, pero que puede seguir jugando con los amigos. Valoró el triunfo de Belgrano sobre River. Y eso que el es hincha de River. Dice que le encanta ver fútbol. Se le nota que es bien futbolero.

Se asoma Carlos de Piano a la escena que se da en el camarín improvisado del Comedor Universitario. Ahí están los restos del sanguche exclusivo, de la picadita. Mientras “la Pepa” y Laurino siguen hablando de fútbol, De Piano cuenta sus sensaciones sobre La Barra para el año que recién empieza. “Estamos disfrutando de todo lo que hemos hecho durante casi 28 años de música que tenemos. Las metas que tenemos es dar los shows que la gente nos pida. Estamos grandes y estamos disfrutando el día a día. Sentimos el cariño de la gente y nosotros le tenemos cariño a la gente. Por todo esto creo que no va a ser fácil decir basta a todo esto”.

–Es un mercado competitivo, ¿cómo está La Barra en ese contexto?

–El cuarteto es una movida de música en la que somos felices haciendo lo que hacemos, pero el cuarteto también es un negocio. Y ese negocio hace que haya que tener algún cuidado especial. Valoramos lo que tenemos. Y si está La Voz acá haciendo esta nota es porque La Barra está, viendo la realidad. Y te estamos mostrando lo que hacemos, con lo que tenemos. Si hoy le preguntás a un productor del festival de Cosquín de cuarteto y quizá te diga que La Barra no toca más. Desconocen eso. Lo tiran a los medios de otras provincias… y bueno, nosotros somos felices con esto. No tenemos que demostrarle nada a nadie. Esta es la realidad, no hay verso. El tema empresarial es complejo.

–¿Por qué?

–En realidad, a mí me duele mucho que haya grupos que prácticamente hagan que una entrada valga menos que una gaseosa. Por ahí, es despreciar el laburo. El laburo que hicieron nuestros viejos, los que generaron esta movida. Y después está la otra… Hacia dónde va la movida. Antes los grupos nos “autoproducíamos”. Ahora hay productoras que quieren que los músicos dependan de las productoras. Va mutando hacia eso. Pero creo que nosotros no vamos a estar para esa época, cuando los grupos sean dependientes de productores que los manden a tocar para allá o para allá. Nosotros, gracias a Dios, manejamos lo nuestro y creo que vamos morir con esto. Por lo menos, La Barra terminará gestionando como lo viene haciendo.

–¿Cómo gestionás la renovación musical del conjunto?

–Sí, a fin de año terminamos de redondear un álbum que fue con todas las canciones que fuimos haciendo durante el año. Y a final de año sacamos el último single, Qué tal si funciona, y estuvimos en los ránkings entre los primeros puestos. Y seguimos sacando canciones. Lo que pasa es que tenemos un repertorio tan amplio… que por ahí nos vamos renovando con las canciones de toda nuestra historia. Y también es cierto que son cosas que tocábamos hace 25 años y son actuales hoy. Y eso por más que lo quieran dibujar o tratar de poner como que somos una banda de muchos años… la verdad es que la música es actual. La música es la misma a la que hacen otros. Y hasta diría que con muchos mejores arreglos. Hoy es muy simple todo lo que se hace, es muy sencillo. Muy sacado de toda la movida esta nueva, joven que hay, que prácticamente no tiene arreglos. Sencillo. Es una melodía muy sencilla que hace el que canta. Nosotros tenemos todo eso.

–¿Hasta cuándo La Barra?

–Es lo que te quise decir recién… nosotros por ahí creemos que hemos cumplido todos los sueños y todas las metas. Pero… por ahí, el cariño de la gente hace que uno siga. Yo creo que todo va a depender de lo que la gente nos marque. El día que la gente te dice basta… es basta. Y esta pregunta la vienen haciendo desde hace muchísimos años. Y, bueno, vamos a tratar de que sea cuando la gente realmente nos los diga.

Se apaga el micrófono y Carlos sigue dando argumentos ante La Voz acerca de las motivaciones de su grupo, de lo que ve bien, de lo que motiva y de lo que activa que cada fin de semana sigan metiéndole música a los escenarios cordobeses. También a él lo llaman del staff. Se viene la segunda parte del baile. Allá va, a por su bajo. Allá están todas las barrabaleras y todos los barrabaleros esperando por más. Y lo tendrán.

“La Pepa” ahora maravillará con más temones. Ya tiene una remera verde. Sigue teniendo la gorra. Sigue con la voz a full, sin fisuras. Sigue bailando. Sigue disfrutando. Canta hasta con las primeras luces del amanecer. Y hasta con las luces prendidas del Comedor Universitario. Canta y canta. Y se fue cantando. Eran las 5.30. Disfrutó “la Pepa”. Disfrutó la gente. Eso es el cuarteto. Eso es La Barra.

(Fuente: La Voz)