Rivadavia, la oportunidad que en el PJ ven con los lemas: por estos motivos

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Sale fácil la cuenta política en cualquier ensayo sobre la aplicación de la flamante ley de lemas: el oficialismo podría poner en juego los dos bastiones más numerosos de la provincia que están en su poder, como Capital y Rawson, y a la vez podrá ilusionarse por conquistar el más importante de los que están en poder de Cambiemos, Rivadavia.

El primer segmento de la ecuación, lo de Capital y Rawson, responde a lo ajustado del resultado en la última cita electoral y al desafío de buscar cartas que realmente sumen. Su evolución se verá en el (poco) tiempo que falta, igual serán motivo de análisis por separado. Lo de Rivadavia responde a los mismos motivos: lo alentadores que fueron los últimos resultados y la gama de herramientas a su disposición para ofrecer una propuesta diversa.

Para desapasionarse, lo más conveniente desde el arranque es aprovisionarse de una buena dosis de realismo. Se escucharán de manera insistente términos como democracia, república o salud institucional como presunto respaldo de las acciones de los cuarteles políticos –tanto del oficialismo como de la oposición-, pero lo que los guía no es otra cosa que el propio interés.

El oficialismo impulsó la nueva ley de lemas con el argumento de la participación ampliada, la oposición irá a Tribunales bajo la pretensión de frenar un atropello a la Constitución. No es la intención de esta columna desilusionar a nadie, pero se deberá tener en cuenta irremediablemente que la estrella que los guía no es otro que el interés político.

Y que no está mal que lo hagan, aunque se disfrace de consignas principistas, defender lo que a cada uno más le conviene, y hacerlo con herramientas que no vulneren la ley. Con una ley de lemas que salió más o menos condimentada, se parte de la presunción de que resulta un sistema más conveniente para el oficialismo y más árido para la oposición. Desde allí, que puedan comprenderse mejor las posturas.

Con Rivadavia, se abre un tablero especial. Primero, porque su líder indiscutible ya no podrá ser candidato y se le abre la dificultad más obvia: cómo hacer para transferir la totalidad de ese respaldo de una persona a otra. Que serán de la misma agrupación, tendrán pensamientos similares, pero son distintas personas que vibran diferente en la cabeza colectiva.

Por supuesto, la referencia es Fabián Martín, el intendente muy bien valorado por sus vecinos que debe pasar la posta. Que no sólo es máxima referencia en su municipio sino además es una carta fuerte de su agrupación Juntos por el Cambio a nivel provincial. Y que seguramente figurará en alguna boleta el año que viene: puede ser en la de gobernador y vice, puede ser en la de diputados y senadores.

La diferencia entre una y otra es que la primera va en la misma boleta que la de intendente de Rivadavia y la segunda no, porque esa votación será otro día. Obviamente, lo más conveniente para Fabián será figurar en la misma boleta el mismo día, para acentuar su capacidad de fuego en el departamento.

Lo que se perdería si avanza un tercer plan: adelantar la elección municipal en Rivadavia, es decir un adelanto de un adelanto, como anticipó un alto funcionario. O, atención, retrasarla. Devolverla a la fecha de la presidencial: así obtendrían el envión de la elección que tienen a favor, y si Martín figura como candidato a diputado o senador, cartón lleno. Por eso atenti, cuando se habla de adelantar la elección de Rivadavia, léase retrasar.

Potestad legal tiene, ya lo hizo Vicente Mut en Santa Lucía en 2017 (aunque igual perdió). Porque es municipio con Carta Orgánica propia, de primera categoría. Eso sí: debería discutir la aplicación del sistema, si la ley de lemas, que no le gusta pero son las reglas provinciales, u otro sistema (Paso?) aunque no está claro si puede y será debatido (también) judicialmente.

Volviendo, Martín dejará a un delfín suyo seguramente, sin que hasta ahora quede demasiado claro quién sería ese/a delfín. O varios delfines, dependiendo de la aplicación de la ley de lemas, del juego que se vea enfrente y de las opciones que maneje para sumar y no dividir.

Las Paso de Rivadavia en el 2019 fueron reveladoras en eso: aquella vez, el entonces intendente Fabián Martín fue rebasado en cantidad de votos por tres candidatos peronistas sumados, pero la agrupación política consiguió prevalecer por los votos que aportó la radical Delia Pappano. Lo dicho hasta acá, lo rescató una diferente. Porque eso es Pappano respecto de Martín, bien distinta.

Justamente esa foto de las Paso del 2019 es el combustible que alimenta las ilusiones del peronismo en el departamento. Paso no es lo mismo que Lema, pero puede trazarse una analogía y es que resuelve institucionalmente la interna y los votos ese día se cuentan juntos. La diferencia es que con los lemas se suman todos automáticamente en el mismo acto en el que ganó, mientras que en las Paso hay que volver a ir a votar, y el que ganó debe convencer a los votantes de los perdedores de la misma agrupación.

Esa foto del 31 de marzo del 2019 mostró para intendente Fabián Martín obtuvo 19.824 votos (el 40,5% del total) y que Delia Pappano sacó otros 2.366 votos (el 4,8%), dejando a JxC con 22. 190 votos (el 45,3%) y con Martín dejando fuera de competencia a Pappano para la general. Por el lado del Frente de Todos hubo 3 candidatos a intendente: Marcelo Delgado obtuvo 8.435 votos (el 17,2%), derrotando a Ruperto Godoy con 7.720 (el 15,8%) y a Raúl Alonso con 5.303 votos (el 10,9%). Entre los tres, 21.458 votos (43,9%) dejando sólo a Delgado en carrera.

Es decir que los tres peronistas consiguieron sobrepasar en votos acumulados a los de Fabián Martín, quien fue rescatado por Pappano para mantenerse invicto. Con el agregado de que Uñac en categoría gobernador supero a Orrego con 23.572 (48,4%) a 19.709 (40,5%).

Luego, en la general, Martín enderezó el pleito: 28.425 votos (el 54,3%) a 19.787 de Delgado (el 37,7%). Es decir que Delgado no consiguió retener en la general los votos de sus compañeros de Paso eliminados, Godoy y Alonso. Pero, delicias de los sistemas electorales, esta vez no habrá general. No habrá necesidad de convencer de nuevo: directamente los votos del perdedor se suman al 100 al ganador en la misma ecuación

Y eso es lo que enciende las expectativas en el PJ: las diferencias no producirán fuga de votos, los distintos se suman al 100%. Por lo tanto, la tarea será buscar candidatos distintos. Y eso es justamente lo que parece al alcance de su mano en este caso.

Prueba de eso es la fuga que operó en su contra en las Paso 2019, justamente por tratarse de candidatos muy distintos. Y que ahora no existirá porque no hay nueva elección sino se suman automáticamente. En números, aquella cita del 19 dejó el buen gesto de quedar amenazando seriamente a Fabián Martín entre los 3 postulantes.

Luego, Delgado no consiguió sumar los votos de Godoy y Alonso, postulantes bien diferentes que apuntan a electorados diferentes: Delgado es uñaquista, Godoy kirchnerista y Alonso una mezcla de ambos. Pero ahora es otra novela, ante el nuevo sistema: los votos migran en el mismo acto al 100% sin necesidad de nada más.

Para esta ocasión, el peronismo de Rivadavia mantiene la posibilidad de presentar candidatos que ocupen todo el abanico, y que luego se suman al 100% sin riesgo de fuga. El uñaquismo tiene como postulante más firme al actual ministro de Medio Ambiente, Pancho Guevara, aunque también Delgado anuncia que se presentará. El kirchnerismo dispone de una carta irreemplazable como Ruperto Godoy, puede ser él o cualquiera de su espacio. El giojismo seguramente tendrá su propio armado, entre quienes cobra fuerza Perrone, un dirigente alineado con esa extracción. Sin contar lo que hagan otros partidos de la coalición, como el Bloquismo o alguno más a la izquierda.

Compiten entre sí y se suman sin riesgo de fuga ante las diferencias. La mesa está servida.

(Fuente: Tiempo de San Juan)