
Por estas horas Alberto Fernández evalúa cambios en el Gabinete. Modificaciones que le permitan relanzar su gestión una vez más, luego de tantos cortocircuitos internos en la coalición y tras el sacudón que le dio al Gobierno la corrida cambiaria de las últimas semanas.
Tiempo de definiciones. El Presidente aún debe determinar el momento y la forma en la que ejecutará el cambio en la estructura de ministros. En su entorno predomina la cautela porque saben que en otras oportunidades ya ha avanzado con una agenda de cambios que después no concretó.
“Puede haber cambios de nombres o modificaciones que también alcancen la estructura del Gabinete”, reconoció un importante funcionario nacional al caer la noche del martes. La idea de ejecutar cambios en el Gabinete está atada a la necesidad de renovar expectativas y reimpulsar la gestión política del Gobierno.
Hace algunos meses los cambios estuvieron a punto de realizarse, pero la crisis política generada por el enfrentamiento entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner consumió todo a su alrededor, y las modificaciones se diluyeron en el tiempo, aunque nunca dejaron de ser una opción.

Desde la renuncia de Martín Guzmán, el nombre que empezó a sonar con más fuerza para llegar a Balcarce 50 es el de Sergio Massa. Primero para convertirse en un súper ministro de Economía, después para tomar el control de la Jefatura de Gabinete y controlando sectores claves del Gobierno como el Banco Central. Hasta el momento, todo sigue en su lugar.
La gestión del Gobierno está debilitada y desgastada. Lo mismo sucede con la conducción presidencial. Por eso un cambio que pueda tener alto impacto le puede permitir al Ejecutivo jugar una nueva carta para recuperar confianza, credibilidad y estabilidad. Una maniobra demasiado ambiciosa, pero que parece necesitar en este tiempo.
El cambio central sería la llegada de Sergio Massa a la Jefatura de Gabinete. Es la modificación que lleva varios días latente, pero que no se termina de concretar. El desembarco del líder del Frente Renovador en el Poder Ejecutivo sería un importante golpe de efecto para intentar pasar por encima la crisis cambiaria y la crisis política que, según entienden algunos en la Casa Rosada, está congelada.
“Si este momento de crisis cambiaria la teníamos a Cristina todos los viernes o sábados pegándole a Alberto, la situación estaría mucho peor”, reflexionó un ministro cercano al Presidente. Y agregó: “El afecto y la concordia no se recuperaron, pero hay cierta calma”. La paz era, y es, necesaria. Por más endeble que pueda ser.
Lo que dejan en claro en la Casa Rosada es que todos los cambios que se hagan serán coordinados con Cristina Kirchner. Ya no existe ese ejercicio de poder autónomo en el que Alberto Fernández evitaba hablarle para restarle importancia. Las modificaciones que se hagan tendrán el consenso de la Vicepresidenta.
El momento para concretar los cambios está atado a qué tan convulsionado esté el escenario económico. En los últimos dos días el dólar libre retrocedió en forma consecutiva y el mercado cambiario tuvo cierta tranquilidad. Fue una señal positiva para el Gobierno, que necesita algunas horas de calma para redefinir el rumbo de la gestión.
Entre los posibles cambios que se barajan aparece la posibilidad de que Juan Manzur deje la Jefatura de Gabinete y pase a la Cancillería, hoy ocupada por Santiago Cafiero. “Si hay algo que no va a ser Manzur es ser canciller. Además, sería exponerlo a Santiago, al que ya sacaron de la Jefatura”, sentenció un funcionario con acceso a la Casa Rosada. Todo es dinámico. Casi siempre.
En los pasillos de Balcarce 50 reconocen que las acciones de Massa para que arribe al Poder Ejecutivo “crecieron fuerte” y que su llegada podría, finalmente, concretarse en un breve plazo. Sin embargo, aún reina la cautela. Nadie quiere dar por cerrado un desembarco por el que hay muchas negociaciones abiertas. Tironeos que se extienden en el tiempo.
Massa tiene diferencias en las fuerza política que conduce. Hay un sector del Frente Renovador que le pide que no ingrese al Poder Ejecutivo. Que no se exponga en la primera línea de infantería de un Gobierno que está desmembrado y con un futuro incierto.
Los que apoyan su posible desembarco creen que Massa es el único que puede enderezar la situación actual, que puede tener un diálogo con el mercado, que tiene cualidades para gestionar en medio de la crisis y que podría generar confianza como parte de una renovación importante en la estructura del Gobierno.
Este martes Alberto Fernández ingresó a la Casa Rosada cuando faltaban algunos minutos para las 16. Estaba acompañado por sus colaboradores más cercanos: la Portavoz, Gabriela Cerruti; el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello; y el Jefe de Asesores, Juan Manuel Olmos, quienes lo habían acompañado a Chapadmalal al mediodía. Durante el resto de la tarde, el jefe de Estado mantuvo reuniones por fuera de la agenda oficial en su despacho.

Antes de definir los cambios en el Poder Ejecutivo, el Presidente encabezó una actividad que estuvo marcada por la cantidad de ministros que participaron. Fue la inauguración del Hotel 6 de la Unidad Turística Chapadmalal, que estuvo cerrado por más de 15 años y requirió una inversión de 185 millones de pesos.
Estuvieron el jefe de Gabinete, Juan Manzur; los ministros de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero; Turismo y Deportes, Matias Lammens; Desarrollo Productivo, Daniel Scioli; Obras Públicas, Gabriel Katopodis; Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria; y Desarrollo Social, Juan Zabaleta; las ministras de Salud, Carla Vizzotti; y Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; y la directora Ejecutiva de Anses, Fernanda Raverta.
La mayoría de los presentes son ministros que están en la vereda albertista del Gobierno, aunque ese espacio esté cada vez más reducido, debido a la desazón que atraviesa muchos de los funcionarios. Sin embargo, la foto publicada por la comunicación presidencial muestra a Fernández rodeado por sus aliados dentro del Gabinete.
¿Fueron un mensaje a Massa las fotos junto al Gabinete y Juan Manzur? ¿O fue solo una foto, una más de tantas que protagoniza el Presidente? El Jefe de Estado sigue analizando cambios. Parece haber llegado el momento de concretar un golpe de efecto. O, al menos, de intentarlo.
Lo cierto es que si el presidente de la Cámara de Diputados llega a la Jefatura de Gabinete su desembarco, por el peso que tiene su nombre en el sistema político, puede ser leído como el final del proyecto de reelección de Alberto Fernández. Esa hipótesis está viva en todo el peronismo. Ceder poder tiene un costo. Lo que debe definir el Presidente es cuánto margen tiene para no hacerlo.
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