Invasión a Ucrania: la gira de Alberto Fernández no sumará beneficios económicos y diplomáticos para la Argentina

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Alberto Fernández y Emmanuel Macron saludan en la entrada del Palacio Eliseo, antes de su encuentro para analizar la situación global por la guerra en Ucrania
Alberto Fernández y Emmanuel Macron saludan en la entrada del Palacio Eliseo, antes de su encuentro para analizar la situación global por la guerra en Ucrania (DAVID CANTINIAUX/)

(Desde Frankfurt). Pedro Sánchez, Olaf Scholz y Emmanuel Macron sonrieron para la foto oficial y oyeron a Alberto Fernández, pero no tomarán un sola decisión geopolítica sobre la guerra ilegal de Rusia contra Ucrania que incluya las distintas propuestas que expuso el presidente argentino durante su gira relámpago a Madrid, Berlín y París.

Los líderes de España, Alemania y Francia -cada uno con sus perspectivas geopolíticas- consideran a Rusia un enemigo de Europa y el sistema internacional, y no harán nada para sumar a Alberto Fernández en sus eventuales decisiones vinculadas a la invasión de Ucrania.

Cuando la inteligencia de los Estados Unidos alertaba que Vladimir Putin ya había decidido avanzar sobre Kiev, y los países más influyentes de Europa -Francia y Alemania- advertían sobre las ambiciones geopolíticas del Kremlin, Alberto Fernández viajó a Moscú y se encontró con el líder ruso.

En esos momentos, el Presidente descreía de la información clasificada que manejaban Joseph Biden, Macron y Scholz, y resolvió -casi en soledad- reunirse en el Kremlin con Putin. Fue en ese cónclave que Alberto Fernández propuso que Argentina se transforme en la puerta de entrada de Rusia en América Latina.

Durante un reportaje concedido en Berlín, el jefe de Estado intentó explicar esa inolvidable gaffe diplomática. Sánchez, Scholz y Macron ya habían tomado nota del asunto y se cuidarán -muchísimo- de aparecer al lado de un líder sudamericano que prometió un acercamiento con Moscú cuando ya se escuchaban el ruido de tambores en Kiev.

(Foto: Franco Fafasuli)
Un edificio civil en Kiev destruido por un misil ruso. (Foto: Franco Fafasuli) (Franco Fafasuli/)

La cautela de los anfitriones europeos respecto a Alberto Fernández se fortaleció durante las explicaciones públicas y reservadas que el jefe de Estado hizo durante sus encuentros en la Moncloa, la Cancillería alemana y el Palacio Eliseo.

Sánchez, Scholz y Macron colaboran con el esfuerzo bélico de Ucrania, y se mantuvieron inmutables cuando el presidente opinó que “el mundo necesita más proteínas que misiles” y declaró su oposición a las sanciones comerciales contra Rusia.

El Presidente propuso una agenda económica y diplomática que quedará en una vía muerta. No sólo hay desconfianza por su viaje a Moscú, en Madrid, Berlín y París conocen las dificultades internas del gobierno y entienden cómo funcionan las relaciones de poder en la Argentina.

El comercio de granos está en manos privadas, y Balcarce 50 fracasó con el Fondo Fiduciario para equilibrar los precios internos de la harina. Desde esta perspectiva, Alberto Fernández tiene poco para ofrecer en Europa para suplir la crisis de alimentos causada por la invasión ilegal de Rusia a Ucrania.

Sánchez, Scholz y Macron conocen esta información -sus embajadas en Buenos Aires son muy activas- y pusieron su mejor cara cuando el jefe de Estado propuso que Argentina y otras países de la región suplan las necesidades globales que Moscú y Kiev satisfacían antes de la guerra en Europa.

Olaf Scholz Alberto Fernandez Alemania
Alberto Angel Fernandez y Olaf Scholz durante la conferencia de prensa en la Cancillería de Alemania (TOBIAS SCHWARZ/)

Los cables diplomáticos que vuelan desde Buenos Aires a Madrid, Berlín y París también informan -recurrentemente- que es imposible disponer de dólares o euros para comprar insumos y que está muy limitada la remisión de beneficios a las casas matrices.

Con esa información en sus manos, Sánchez, Scholz y Macron escucharon en silencio a Alberto Fernández cuando explicó su estrategia energética y las posibilidades globales de Vaca Muerta.

El Presidente exhibe un voluntarismo que no coincide con la lógica económica y comercial en tiempos de guerra: los países aliados se benefician mutuamente, mientras que las naciones consideradas opacas o dubitativas sólo mirarán desde afuera qué sucede en el tablero internacional.

Alberto Fernández se reunió con Putin, tardó en expresar su posición en la ONU y se abstuvo en la OEA cuando se condenó la invasión de Rusia a Ucrania. En medio de la niebla de la guerra, las posiciones sistemáticas y lineales en los foros multilaterales ayudan al momento de proponer negocios en las giras presidenciales.

El presidente mantuvo una reunión con su par de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón 1920
Alberto Fernández y Pedro Sánchez durante su último encuentro en el Palacio de la Moncloa

Durante toda su gira relámpago por Europa, Alberto Fernández presentó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como un resorte multilateral con suficiente capacidad geopolítica para participar en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania.

Sánchez, Scholz y Macron agradecieron el ofrecimiento diplomático del presidente argentino, pero no lo tomarán en cuenta. Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela integran la CELAC y son funcionales a los intereses de Moscú. Juegan al lado de Putin y no votarán un sola resolución que coloque a Rusia como lo que es: un Estado que viola sistemáticamente los derechos humanos en Ucrania.

Alberto Fernández protagonizó una gira internacional que sumará muy poco a la Argentina en el futuro.

No hay intenciones en España, Francia y Alemania de profundizar las inversiones en el país -vinculadas al agro y la energía- y tampoco se solicitará a la CELAC su ayuda para encontrar una solución a la guerra entre Rusia y Ucrania.

Sánchez, Scholz y Macron fueron anfitriones de Alberto Fernández. Y nada más que eso.

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