A una semana de su llegada a la Sala del Sol, Vanessa Velázquez hablo de todo lo que rodea a Banda Mix

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Banda Mix es uno de los pocos grupos de cuarteto que pudo sacar cosas positivas de la pandemia. Tiene más de 10 años desandando escenarios como teloneros de otros cuarteteros, pero durante el encierro dos de sus producciones se transformaron en virales y “hiteras” gracias a su talento y al potencial que ofrecen las redes sociales.

Vanessa Velázquez, voz y cara visible de la banda, logró cosechar por fin los frutos de más de una década de esfuerzo. Quedaron atrás aquellos tiempos en los que –según sus palabras– no la contrataba nadie, y llegó una nueva realidad: ahora tiene al menos ocho shows semanales y una agenda completa hasta junio.

Las canciones Inocente y 200 copas la llevaron a lo más alto de la música cordobesa. La chispa prendió entre en el público y les permitieron a los nueve músicos mostrar todo lo que venían haciendo.

“Entramos al ‘ranking Popular’. Ninguna mujer había llegado al primer puesto y nosotros entramos con la canción Inocente. Eso abrió un montón de puertas y la verdad es que nos permitió que muchos medios de todo el país se comunicaran con nosotros para que le contáramos nuestra historia”, cuenta sobre la selección de los temas más escuchados en la radio cuartetera de Córdoba.

Este viernes tienen su primer show en la Sala del Rey y vienen de una seguidilla de conciertos a sala llena, como el que protagonizaron en el club Las Palmas 15 días atrás, cuando colgaron el cartel de “sold out” ante unos 2.500 espectadores.

La mayoría de quienes van a sus bailes son mujeres que se sienten identificadas con las letras. Además, cuenta que recibe muchos mensajes de familias y que las madres la esperan afuera de los shows para que se saque fotos con sus niños.

MÚSICA DE RAZA

Cuando se le consulta a Vanessa de dónde salió su veta musical, ella asegura que no tuvo a nadie en su familia que la iniciara en el tema.

Entonces cuenta un hecho puntual en el que se puede ver que su interés viene desde muy pequeña: “Tengo las libretas de jardín de infantes con observaciones de la maestra que decían que yo tenía ‘fuertes inclinaciones hacia la música’, ¡literal! Aparentemente, venía todo desde jardín”.

Y luego repasa el momento en el que decidió que este sería su camino más allá de los esfuerzos que implicase: “Cuando yo tenía 11 años, fue el boom de Soledad. Ella estaba siendo muy escuchada y cuando me encontré con su música y la vi, corrí y le dije a mi papá: ‘Yo quiero ser como ella, quiero cantar’. Y fue ahí que tuve la gran bendición de que mi familia me acompañara”.

A partir de ese momento, su padre la apoyó para que estudiara con un pianista y desde muy chica Vanessa ya cantaba tangos y boleros para despuntar el vicio. “Después me dediqué varios años al folklore, hasta que me escuchó un músico muy reconocido del ambiente del cuarteto, que me dijo que tenía voz y fuerza para hacer cuarteto”, cuenta.

Pero el camino no fue tan fácil porque para poder entrar en la industria ella se vino con una mano atrás y otra adelante desde su San Francisco natal hasta Córdoba capital, apenas terminó el secundario.

“Fue un gran esfuerzo de mis padres porque viví en una casa prestada de un amigo de mis papás durante un año y medio”, cuenta. Y agrega: “Fue de mucho sacrificio, a pulmón en un montón de cosas. Yo no vengo de familia de músicos y me vine del interior sin conocer a nadie. Cada pasito que di fue de tocar muchísimas puertas y quizás se abría alguna. Me vine con mi bolso y un montón de sueños”.

CUARTETO Y MACHISMO

Cuando se trasladó a Córdoba para probar suerte, grabó un disco pop con músicos locales. “Lo enviamos al Festival de la Canción Latinoamericana en San Francisco, California, y ahí sacamos el primer y el tercer puesto con dos canciones de autores cordobeses. Se llaman Abrazame Mi vida”, dice y luego completa: “En esa época, no tuvo nada de relevancia, y los medios no se hicieron eco, pero creo que fue muy importante para mi carrera”.

Dejó el pop cuando sintió que el cuarteto le tiraba y grabó sus primeros demos con los que no consiguió fechas para trabajar en medio de un contexto hostil y difícil para las mujeres.

“Ser solista fue muy complicado porque yo no tenía referentes mujeres sobre cómo hacer esto. Y lo digo porque si bien ha habido otras bandas de mujeres, yo no las consumía porque no eran popularmente conocidas”, dice.

Y agrega: “Los bailes a los que iba en San Francisco eran bandas como Tru-la-lá, La Barra, La Fiesta. Todas bandas de hombres. En los medios no se escuchaban otras bandas o no había baile distintos”.

Asegura que arrancó sin tener referentes mujeres sobre cómo cantar el género y se apoyó en voces del merengue, como Olga Tañón, para encontrarle “la vuelta al cómo cantar”.

“En mi época solista era puro ensayo porque casi nadie nos contrataba. Primero, me convocaron para hacer los coros de La Barra y ahí conocí a mi mánager”, cuenta.

Durante ese primer tiempo, se encargó de telonear a La Barra. Tocaba antes del número principal y en los intervalos. Eso le dio una gimnasia que ahora le sirve para sus propios shows.

Hace 11 años, cuando le llegó la propuesta de formar Banda Mix, el grupo estaba encabezado por ella y otra cantante más. Hace más de seis años que es la única voz del grupo, que se completa con ocho músicos más.

Consultada sobre si en algún momento del viaje pensó en renunciar, teniendo en cuenta las muchas dificultades que plantea un ambiente tan machista como el del cuarteto, ella dice: “Me costó muchísimo llegar, un montón. He llorado muchísimo porque a veces sentía que las cosas se me hacían muy difíciles, pero nunca pensé en abandonar. Siempre pensé que vendrían tiempos mejores y que esto iba a cambiar e iba a haber un lugar para las mujeres”.

Las lágrimas quedaron atrás y hoy se muestra muy optimista: “Creo que hay una transición con respecto a la mujer en el cuarteto. Este verano, todas las que estamos haciendo cuarteto hemos trabajado un montón. Tenemos shows planeados hasta junio con una grilla completa. Esto antes no pasaba. Con suerte, trabajaba viernes o sábado”.

El paso de Velázquez por El Griego Mujeres (llevado a cabo el 26 de marzo) fue una experiencia muy buena para ella porque tocó con Ninfas, una banda completa de mujeres, y compartió fecha con Lorena Jiménez.

“Fue maravilloso. Yo siempre quise hacer una banda totalmente de mujeres, pero nunca se dio. Hace unos días también hicimos colaboración junto con Magui Olave con una canción de artistas cordobeses”, cuenta sobre el tema Mentira.

Y cierra: “La movida de las mujeres no es solo de la música popular de Córdoba, sino que es una movida más social con respecto al rol de la mujer en todos los aspectos de la vida. Esa ola llegó al cuarteto”.