«Hay un Dios, se demostró que mi hijo era buena persona y no merecía que le quiten la vida así, ahora va a poder descansar en paz… estoy muy agradecida a nuestra abogada (Romina Solera) y a todos los fiscales que han defendido a mi hijo». Marta Griselda Pizarro hablaba entrecortado, con el rostro empapado en lágrimas, sostenida por sus familiares. Fue ayer cerca del mediodía, luego de que los jueces Federico Rodríguez, Gema Guerrero y Ana Lía Larrea adhirieran al pedido del fiscal de la UFI de Delitos Especiales Francisco Micheltorena y de la abogada de la parte querellante. Y decidieran declarar culpable a Roberto Espejo (28) por haber disparado cuatro veces hasta dar muerte a quien era su pareja, el agente de Policía Oscar Armando Mura (28), la madrugada del 19 de marzo pasado en un departamento que ambos alquilaban en el barrio Sarmiento, Chimbas.
Como el delito que le atribuyen a Espejo es homicidio agravado por la alevosía (matar a alguien indefenso) y por la relación de pareja con la víctima, la única pena que cabe es perpetua. Mañana, el tribunal completará el juicio de cesura (un desdoblamiento de los alegatos en casos con penas mayores a 10 años) y notificará la aplicación de ese castigo, que se convertirá en el primero y más alto desde que entró en vigencia el sistema acusatorio en San Juan, en febrero pasado.
Antes de la decisión judicial, Espejo habló por última vez ante el tribunal e intentó reforzar su teoría de que fue víctima del ahora fallecido: «Pido perdón a la familia (de Mura) pero ellos no saben lo que vivía con Nando», dijo. Luego se refugió en el silencio, con la vista clavada en el piso. En la misma línea, sus abogados defensores, Gustavo de la Fuente y Juan Manuel Vargas, habían argumentado ante el tribunal que Espejo debía recibir una pena atenuada (pidieron 8 años) por las circunstancias extraordinarias que hacían posible esa salida, pues a su entender el homicidio que perpetró su cliente fue una reacción defensiva ante Mura, quien continuamente -dijeron- lo denigraba y lo maltrataba, como lo hizo la noche del homicidio.
Para el fiscal Micheltorena, su equipo y la abogada de la parte querellante, ocurrió todo lo contrario: Espejo estaba enamorado, temía que Mura lo dejara y en un arranque impulsivo aquella madrugada le sacó el arma reglamentaria y lo ultimó, para luego esposarse y fingir que el policía lo había atacado.
(Fuente: Diario de Cuyo)