Imperdible cruce entre el “gordo del mortero”, que será candidato, y Eduardo Feinmann

1045

El rosarino Sebastián Romero se hizo nacionalmente conocido como “el gordo del mortero”, cuando apareció con un arma de esas características de fabricación casera, para arrojar bombas de estruendo.

La situación se produjo en 2017, en una fuerte manifestación popular frente al Congreso Nacional, cuando el macrismo se disponía a votar la reforma previsional.

Romero debió profugarse a Uruguay “para preservar mi vida”, según señaló hoy en una entrevista con el periodista de derecha Eduardo Feinmann, en el canal de noticias del diario La Nación.

“Estábamos en un país con la doctrina Chocobar, con la desaparición de Maldonado, tuve que resguardarme. Esta justicia no representa a los trabajadores. Esta democracia no representa a los trabajadores, la policía no cuida al pueblo, cuida a los bancos, a los poderosos, la propiedad privada”, resumió.

“¿Le siguen diciendo el “´gordo del mortero?`”, disparó, insidioso, el entrevistador.

“Sí, y uso ese apodo al servicio de la lucha de los trabajadores”, apuntó Romero, que integra la lista del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) como precandidato a senador nacional.

“No me arrepiento, estoy lejos de eso, la jornada del 18 de diciembre los medios usaron mi imagen para tapar algo que fue real, que termino siendo el principio del fin del gobierno de Macri”, consideró.

“Yo participé de una marcha con el pueblo trabajador, para repudiar una reforma que mató de hambre a los jubilados, y un paquete de medidas que venía tomando el gobierno contra los trabajadores. Repudiando la reforma no logramos frenarla, pero si frenar la reforma laboral”, se defendió.

“Mi candidatura está al servicio de la clase trabajadora. Queremos reventar las urnas para mostrar que somos fuertes y seguir organizándose en la calle. En el Congreso no se solucionarán los problemas. Son todos de la clase burguesa y votan leyes que no nos representan”, sentenció.

“Su discurso atrasa 60 años”, le espetó Feinmann.

“El mundo está diciendo otra cosa, mira lo que pasó en Chile, en Colombia, en otros países del mundo que se levantar contra este orden. Si seguimos haciendo lo mismo tendremos los mismos resultados. No podemos votar a los mismos verdugos que nos vienen castigando”, evaluó.

Romero se definió como un «preso político». «Usted no es un preso político, a usted lo que le tiraron por la cabeza fue el Código Penal», le dijo el periodista.

«Estoy en prisión domiciliaria sin fecha a juicio. A mí me acusan de intimidación pública. Tras la represión la gente volvió a las calles, con cacerolas, y no acusaron a nadie de intimidación pública», concluyó.