Todavía en recuperación, en el Día del cuarteto el cantante festeja la vida después del paso arrasador del virus por su cuerpo.
Si bien el Día del cuarteto llega otra vez en una situación complicada para los que le dedicaron toda su vida a esta música, en estos tiempos donde la salud nos hace tambalear, lo importante es estar vivos. Y salir de terapia intensiva después de 25 días luchando contra el coronavirus es algo que merece ser festejado.
«Sentí mucha incertidumbre, no sabemos este virus para donde dispara, a quien se lo agarra se lo puede llevar puesto«, recuerda sobre lo que pensaba mientras estaba conectado a un respirador recibiendo oxígeno directo para ayudar a sus pulmones.
Tan difícil fue su lucha que los médicos llegaron a decirle a su familia que se preparen para lo peor: «Un día yo estaba muy grave y la llamaron a mi mujer explicándole lo crítico y esperando que pasara«.
Pero eso ya pasó y hoy pone el foco en su recuperación, que todavía le pesa en el cuerpo. «Donde no tengo peso es en las patas, pero está todo bien», bromea a cámara, demostrando que después de unas semanas difíciles, recuperó su humor y las ganas de estar bien.
Su aprendizaje con todo lo vivido es que «el amor de la familia sana» y que hay que valorar cada minuto con los afectos: «Darle importancia a lo cotidiano, hay cosas que parecen simples y las dejás pasar, y no voy a dedicarle mi energía a cosas que no valen la pena«.
El Toro Quevedo ocupa un lugar preponderante en la música de Córdoba y su voz, aunque hoy esté débil, pronto recuperará la fuerza para seguir haciendo vibrar los corazones de los cuarteteros: «Estoy orgulloso de ser parte de esta gran historia del cuarteto, hace casi 35 años que llegué a esta ciudad y ya soy parte de esta historia riquísima, y vamos por más, dame un tiempito«, concluye.
Fuente: Cuarteteando