El cantante festeja 24 años de carrera y reflexiona sobre su lugar en el cuarteto y dónde lo dejó parado la pandemia.
Hace 24 años, Daniel Guardia se presentaba a un casting de Chébere con un sueño: ser cantante de cuarteto. Ya tenía experiencia en el rubro con una participación en el grupo de cumbia Comanche, pero triunfar en Córdoba era otra cosa. Eligió «Septiembre», una canción emblema de la banda, y así inició una carrera que hoy está muy cerca de cumplir un cuarto de siglo.
Este sábado, estará festejando su aniversario en Villa Retiro, el templo cuartetero donde vivió grandes momentos con La Barra y que hoy se resignifica para vivirlo nuevamente como solista: «Es un lugar muy importante para mí, a pesar de la pandemia, lograr hacer un show en un lugar tan importante para Córdoba es muchísimo».
Y en esa adaptación influyen especialmente los nuevos formatos: «Hay que hacerlo porque la gente lo pide, lo necesita. Pero yo no me puedo adaptar todavía, a tener que estar agitando un tema arriba del escenario y que la gente esté sentada», confiesa.
De igual manera, el Dani supo encontrar algo positivo al parate que sufrieron los bailes y aprovechó para trabajar en otros aspectos, como en el cuidado de su voz: «Me ayudó parar este tiempo, descansaron las cuerdas vocales».
Ahondando un poco más profundo sobre la transformación que vive el género, reconoce que la pandemia sirvió para «igualarse» entre grandes y chicos, y reflexiona: «Ahora estamos todos en la B, estamos todos parados, ojalá esto sirva para unirnos los cuarteteros, que es algo que nunca se logró en Córdoba. Siempre cada uno por su lado, peleando cada uno por lo suyo. Si fuéramos más unidos podríamos hacer algo todos para salir de la Argentina».
En 2013, Guardia tomó una desición muy difícil en su carrera. Se separó de la comodidad que le daba estar en un grupo consagrado y se tiró a la pileta iniciando su propio camino. Hoy está más seguro que nunca de que hizo lo correcto: «Sabía que no iba a ser fácil, pero acá estamos, 8 años y pico y seguimos trabajando», analiza, y agradece a su público por el aguante: «Vivo de lo que amo, qué más se puede pedir, gracias a la gente que siempre está, sin la gente no somos nada».
